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jueves, 9 de febrero de 2012

Las cabañuelas.


Una de las cosas que nos ha traído internet es la posibilidad de mirar el pronóstico del tiempo en varias fuentes, y a cualquier hora del día. A mi por ejemplo me gusta mucho eltiempo.es  que te da el tiempo que va a hacer en cualquier localidad y ademas hora a hora. Incluso se atreven a pronosticar con semanas de antelación, a pesar de que los meteorólogos nos dicen que el pronostico para mas allá de tres o cuatro días es bastante inexacto. Y predecir el tiempo que va a hacer durante todo un año ya es una quimera. Y sin embrago si hay quien se atreve, la gente del campo en muy diversos lugares del mundo emplea un curioso sistema que en español es conocido como Las Cabañuelas. Aquí en España desde 1840 se publica un pronostico anual basado en ese sistema en el legendario "Calendario Zaragozano":

Calendario+Zaragozano+cabañuelas

Pero ¿en consiste este sistema? pues muy sencillo, basándose en observaciones hechas durante los primeros días de agosto se elabora el pronóstico para todo el año siguiente. En esos días, ademas del tiempo que realmente hace, se estudian cosas como la forma de las nubes, la dirección del viento, la posición de la luna y las estrellas, el comportamiento de los animales... Así las observaciones hechas durante el uno de agosto servirán para enero, las del dos para febrero y así sucesivamente hasta diciembre. Luego hay quien, ademas, estudia las cabañuelas de vuelta, así el día trece de febrero también lo tendríamos que estudiar para ver el mes de diciembre, el catorce para noviembre hasta el 24 que volvería a ser enero. Pero puestos a liar aun mas el tema en otros lugares se coge el día uno de agosto como día llave, que marcaría un resumen de todo el año y el día dos pasaría a ser enero. Incluso también hay quien tomo el día uno como pronostico de ese mismo mes de agosto pero del año siguiente, y luego sigue contando el dos para septiembre... Y si nos trasladamos al hemisferio sur pues el mes escogido seria febrero, que si no me equivoco es el correspondiente al agosto del norte.

A mi me gustan todas estas costumbres tradicionales, y desde luego la idea de poder predecir todo un año basándose en solo unos días no deja de tener su encanto, pero la verdad es que la base científica es nula, a pesar de que haya quien intente darle nombres rimbombantes como Astroclimatología o Meteorología Empírica. Ademas, si te hacen el pronostico dos expertos uno con día llave y el otro sin él, uno te dirá que en febrero hará el tiempo que el segundo te dirá para enero. En fin, un lió, pero curioso e interesante.

No puedo acabar esta entrada sin mencionar porque se le llama las cabañuelas a este procedimiento de predicción meteorológica. Parece ser que los judíos ya usaban métodos parecidos a este desde tiempos inmemoriales y solían hacerlo público en la Fiesta de los Tabernáculos. Una de las costumbres de esta fiesta es que la gente duerme en pequeñas cabañas a la intemperie, ya que recuerdan el tiempo que pasaron en el desierto durante el Éxodo. En España la parte visible de esta fiesta para la gente no judía eran esas pequeñas cabañas o cabañuelas, y así paso a denominarse, Fiesta de las Cabañuelas. Y como en esa fiesta se hacían pronósticos climatológicos, estos pronósticos tomaron el nombre de la fiesta.

Efectivamente, como muchos de mis habituales lectores están esperando, tenemos otro posible origen para explicar la denominación cabañuelas. Según este otro origen el nombre vendría de los mayas, que ya realizaban este tipo de predicciones. El sistema seria idéntico al español, con días relacionados con meses, pero con el día llave (en España el uno de agosto) que allí seria el dieciséis, llamado en su calendario cabán, y el pronostico de ese día, el mas importante, se llamaría cabanel y de ahí se españolizaría hasta llegar a  cabañuelas.

Y de despedida un pronostico basado en las cabañuelas sobre el pasado mes de enero:

Comenzamos el año 2012 con mucha lluvia. Enero, que terminará con una gran borrasca, será muy lluvioso.

Sin comentarios.

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9 comentarios:

  1. Vaya jaleo de días llave y de meses... Lo curioso es que los mayas usaran el mismo método. Espero que los mayas no acertaran con el pronóstico, porque ya sabemos que decían del fin del mundo...

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  2. Jeje bien visto. Aunque hablando en serio de lo de la profecía maya habría que decir algunas cosas. Para nada señala el fin del mundo, lo único que pasa es que se acaba la cuenta larga, si los mayas siguiesen ahora se inventarían una cuenta "larguísima" y todos tan contentos.
    Saludos y nos seguimos leyendo.

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    1. Sí bueno, no se habla de fin del mundo, sino de un cambio, pero vamos da mal rollo igualmente.

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  3. Hola, interesante tu blog...
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    Un saludo,
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  4. Querido Miguel Ángel, esta interesante entrada sobre el origen de las cabañuelas y del Calendario zaragozano que nos ofreces me da pie a retrotraerme, ¡cómo no!, al mundo romano; estos "artesanales" y primitivos sistemas de predicción meteorológica tienen su origen en sociedades rurales, ocupadas en labores agropecuarias y, por evidente necesidad, siempre observadoras de las señales del cielo. Para los antiguos romanos, la medida del tiempo era vital, lógicamente, por las labores de siembra y recolección y por ello se lanzaron desde muy pronto al establecimiento de un calendario que resultase lo más exacto posible; ya desde tiempos de Rómulo, el calendaro primitivo constaba de diez meses lunares pero que no tenía en cuenta la sucesión de las estaciones climatológicas, y de ahí las sucesivas reformas que se llevaron a cabo.
    Asimismo en la religión romana primitiva existían un gran número de dioses consagrados a diversas actividades humanas e invocados cuando se las realizaba, como el arado de las tierras, la siembra y la cosecha, la recolección de frutos, la guarda del ganado,... Por esta razón, resultó siempre muy importante en los actos religiosos la toma de auspicios; he aquí el oportuno papel de los augures, intérpretes de las decisiones divinas y encargados de consultar la voluntad de los dioses. Estos sacerdotes trazaban con un bastón curvado un rectángulo virtual en el cielo, con orientación a los cuatro puntos cardinales, dividido por una cruz y que miraba al sur, y esperaban los signos: el vuelo de aves; truenos, rayos o relámpagos; el grazido de pájaros; fenómenos diversos...A este espacio acotado del cielo se le denominaba "templum", templo, y más tarde el término fue utilizado para designar un edificio sagrado.
    El poeta Virgilio publicó en el año 29 a. C. su poema didáctico "Geórgicas", en cuatro libros, donde, junto a un elogio al trabajo de los campos, informa sobre las tareas agrícolas; en el libro primero, dedicado a la agricultura,nos habla del cultivo de las tierras y de la época apropiada para las diversas actividades de los campos y precisas predicciones meteorológicas. A modo de ejemplo te dejo un fragmento del que te dejo la página-fuente:
    "Y a fin de que por señales ciertas pudiéramos conocer todas estas cosas, los calores, las lluvias y los vientos que traen los fríos, dispuso el mismo Júpiter lo que nos enseña la luna con sus mensuales cambiantes y bajo cuál signo se sosiegan los austros; de suerte que, viendo repetidas veces estos indicios los labradores, no aparten de las majadas sus rebaños de pronto, cuando se levantan los vientos o empiezan a hincharse los revueltos senos del mar, y se oye en los altos montes un ruido seco, o retumban a lo lejos las batidas playas y aumenta el murmullo de las selvas"
    (Traducción del texto a cargo de Eugenio de Ochoa en http://personal.us.es/apvega/verg_georg.htm )
    Mucho ha llovido desde entonces, pero te aseguro que yo, siguiendo las indicaciones de Virgilio, leo las señales del cielo para predecir el tiempo y con frecuencia con acierto. Y es que las aves siguen siendo excelentes metereólogas lo demuestra el dicho gallego, tan popular y comprobado por los que vivimos en la costa: "Gaivotas na terra, mariñeiros á merda", gaviotas en tierra, marineros a la mierda, por el anuncio de temporal en el mar y obligado amarre de la flota pesquera.
    Enhorabuena por esta estupenda entrada y, como siempre, perdón por la extensión de mi comentario.
    Mil bicos virgilianos.

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  5. Sin duda un modo particular de dar a conocer el tiempo (meteorológico) futuro, aunque ciertamente algo impreciso y carente de fundamente lógico y científico. Yo si conozco a un oráculo de éstos que te dicen cuando va a llover, un tipo de un pueblo al lado del mío que, sin embargo, anda algo desvariado últimamente, pues hace varios meses que no da una. En fin, lo cierto es que sigue hacíendo un frío del carajo y además no llueve. Mala señal.

    Un saludazo.

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    1. La verdad es que a veces aciertan. Y no solo eso, en el corto plazo los científicos si que dicen que la observación de la naturaleza puede predecir el tiempo, aunque no sean ca paces de explicar el porque funciona. Pero alargo plazo y con esas teorías tan raras mejor no hablar.
      Saludos

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  6. Querido Miguel Ángel, tu interesante entrada sobre las cabañuelas y el Calendario Zaragozano me ha retrotraído, ¡cómo no!, al mundo romano; es propio de las sociedades rurales, dedicadas a actividades agropecuarias y preocupadas por la repercusión de las inclemencias o de las bondades meteorológicas sobre el éxito de sus campos, el interés por la observación de las señales del cielo. Para los antiguos romanos la medida del tiempo tuvo siempre una importancia vital por la relación con las necesidades agrícolas y la recolección de las cosechas; de ahí que les resultase imprescindible el establecimiento de un calendario de la mayor exactitud posible. Desde el primigenio calendario de diez meses lunares, instituido por el mismísimo Rómulo, pero que pronto quedó desfasado puesto que no tenía en cuenta la sucesión de las estaciones, muchas fueron las sucesivas reformas; a ello unimos el hecho de que en la religión romana primitiva había innumerables dioses consagrados a determinadas actividades humanas y que eran invocados cuando se las realizaba: el arado de las tierras, la siembra, el momento oportuno de la cosecha…
    Asimismo tuvo enorme importancia en los actos religiosos la toma de auspicios por parte de los augures, sacerdotes encargados de observar las señales del cielo (truenos, rayos o relámpagos), el vuelo de las aves, el graznido de los pájaros o cualquier otro acontecimiento insólito y extraordinario; para ello trazaban en el cielo con un bastón curvado un rectángulo virtual orientado a los cuatro puntos cardinales y divido por una cruz que miraba al sur, y aguardaban los signos. Todavía hoy los campesinos escrutan el cielo y extraen de la presencia de las aves, de su canto o de su vuelo conclusiones sobre los cambios que experimentará el tiempo, sobre la bonanza de los cultivos, sobre la proximidad de la primavera o la prolongación del invierno… Definimos hoy la fenología como la parte de la meteorología que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos; a lo largo de la historia, el hombre ha utilizado sus conocimientos sobre los eventos fenológicos en la agricultura y así la fenología, que fue una parte integral de las antiguas prácticas agrícolas, mantiene aún una muy cercana relación con la agricultura moderna a través de sus valiosas contribuciones. Y son las aves especialmente protagonistas: los calendarios migratorios de golondrinas, cigüeñas,, vencejos, alimoches, cucos,… son valiosísimos indicadores del cambio climático al que estamos asistiendo. Al final, nihil novum sub sole.
    En el año 29 a. C. publicó el poeta Virgilio su poema didáctico Geórgicas, una alabanza a la vida del campo a la vez que un magnífico tratado de agricultura, donde se nos habla de las labores agrícolas, ganaderas, de la apicultura, etc. En el libro I el poeta nos habla del origen de la agricultura, de sus métodos, de los aperos de labranza, de los momentos oportunos para cada labor y ¡hasta de predicciones meteorológicas, fruto de una dedicada observación del cielo! Baste un ejemplo en la traducción de Eugenio de Ochoa en Wikisource:
    “Si atiendes al curso del sol y al orden con que se siguen las lunas, nunca te engañará el día de mañana ni te dejarás coger en el cebo de una noche serena. Si cuando asoma la luna nueva rodea su disco una oscura aureola es señal de que se prepara a los labradores y en el mar un recio aguacero, y si velare su faz virgíneo sonroseo, seguro será el viento; siempre con el viento se sonrosea la rubia Febe.”
    Te aseguro, Miguel Ángel, que por veces he hecho caso a estas recomendaciones y es hecho probado.
    Si me lo permites, pondré el punto patrio; bien conocida entre los de costa gallega la infalibilidad del dicho popular “Gaivotas na terra, mariñeiros á merda”, gaviotas en tierra, marineros a la mierda, es decir, que acogidas las aves a tierra firme, temporal seguro, flota amarrada y nada de ganancia. Y de esto bien sabemos por aquí en lo que va de invierno.
    Te pido mil disculpas por la extensión de mi comentario y te envío mil bicos.

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    1. Gran aporte profe, interesante como siempre y "clásico" como casi siempre. Como le respondía a Peinado la observación a corto plazo es aceptada por los científicos, pero desconocía el termino "fenología", gracias por descubrirmelo.

      Mil besets y la próxima vez que me pidas disculpas por la extensión me enfadare de veras.

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