Bitácora de un carpetoedetánico curioso donde van a parar todos los conocimientos aparentemente inútiles.

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viernes, 16 de marzo de 2012

Cerveza a gogo


Quien me conoce personalmente sabe de mi afición a la cerveza, y quien solo me conoce por medio de este blog también lo puede suponer viendo la imagen que he escogido como avatar, junto a un ratón y a mi indispensable diccionario de la RAE podéis ver un botellín de San Miguel, cerveza con la que comparto nombre.

Pero a pesar de esto reconozco que no hubiese querido estar en San Giles (Londres) el diecisiete de octubre de 1814. Y eso que hubo abundante cerveza gratis para toda la población, aunque de una manera poco recomendable. Aunque mejor que nos adentremos en la historia, ya que da lugar a muchas chanzas y no hay que olvidar fue un hecho luctuoso en el que perdieron la vida hasta nueve personas, ademas de producir ingentes daños materiales.

Meux and Company Brewery + inundación de cerveza

La Meux and Company Brewery era una fabrica de cerveza en la londinense parroquia de san Giles. En la parte superior se sus instalaciones había enormes depósitos de cerveza destacando entre ellos uno de 135.000 galones imperiales, (unos 610.000 litros) que ya en su construcción (en 1795) había sido merecedor de aparecer en el prestigioso The Times como un "barril de dimensiones casi increíbles". Por cierto, no tengo claro si hablar de barril, de cuba o de deposito, ya que son cosas distintas, como debéis saber si leísteis mi entrada sobre el ojo de buen cubero.

Aquel fatídico lunes de octubre la gigantesca y veterana cuba albergaba el proceso de fermentación de cerveza  tipo porter cuando uno de los aros que la rodeaban se rompió, debido al desgaste de tantos años. Al fallar este aro toda la estructura cedió y se produjo una tremenda explosión por la acumulación de gases de la fermentación que pudo oírse a varios kilómetros de distancia. Y naturalmente toda la cerveza salió despedida creando una gigantesca ola. Y no solo esto, la explosión también hizo reventar los barriles cercanos y un enorme tsunami de mas de un millón de litros de cerveza se precipitó sobre las humildes casas cercanas. La paredes de varias viviendas se derrumbaron dejando atrapadas a varias personas, y sótanos y plantas bajas fueron inundadas por el preciado liquido. Hasta ocho personas murieron ahogadas. Pero pasado el susto inicial mucha gente se dedicó a intentar aprovecharse de la tragedia y empezó recoger cerveza con cubos y botellas, e incluso a bebérsela directamente del suelo. Y no fue poca la que se ingirió de esta manera, ya que a las ocho victimas por ahogamiento hay que sumar una mas que murió poco después de intoxicación alcohólica. A la destrucción y a la muerte hay que añadir el terrible hedor que sufrió el barrio durante bastantes meses, hasta que pudo limpiarse en su totalidad. Y aun pudo haber mas desgracias por la voluntad de los londinenses en aprovecharse de la desgracia. En una de las casas mas afectadas donde murieron varias personas se montó una especie de museo con la capilla ardiente de los difuntos y visita la sótano aun inundado de cerveza. Pero la afluencia de gente fue tal que el suelo se hundió, cayendo todo el mundo, tanto vivos como muertos al sótano, donde la cerveza, afortunadamente, amortiguó las caídas y no hubo que lamentar mas desgracias.

Por último comentar que aunque la cervecera fue llevada a juicio el tribunal dictaminó que fue un accidente, o, como literalmente falló, "un acto de Dios", por lo que la empresa fue completamente liberada de cualquier obligación con la pobre gente de la parroquia de san Giles.

Definitivamente, por mucha cerveza gratis que hubiese, no me hubiera gustado estar allí ese fatídico lunes de octubre del año de gracia de 1814.


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6 comentarios:

  1. Al final hasta el que no le gustaba la cerveza se pudo hasta el ojete de ella. Supongo que el Támesis, ya de por sí contaminado, recibiría su buena dosis de cerveza para tener a los peces, aparte de medio muertos, medio borrachos... Que buena entrada.

    Un saludazo.

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    1. Desde luego debería haber estallado una cuna de cocacola y otra de vino para que cada uno eligiese que beber.
      Saludos y gracias por comentar.

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  2. Querido Miguel Ángel, estoy totalmente de acuerdo contigo en que no es de envidiar, por mucho que uno sea apasionado de la cerveza, haber estado en San Giles el día de ese "tsunami cervecero"; como dice el refrán, "lo poco agrada y lo mucho cansa" y en este caso "hasta empacha". Viene bien recordar aquí la máxima del poeta Horacio, "Aurea mediocritas", el deseable punto medio entre los extremos, la justa medida entre la nada y el todo.
    Y aprovechando que con el latinajo he atravesado el Tíber, te diré que los antiguos romanos conocían la cerveza pero la despreciaban por vulgar, teniendo como tenían excelente vino; te dejo aquí una interesante referencia para consultar de un paisano tuyo:
    http://www.pomoerium.eu/pomoer/pomoer6/valino.pdf
    Estupenda entrada sobre cuyo tema nada sabía y ahora ya sé.
    Que tengas una feliz noche de "cremà" para poner broche de oro a vuestras Fallas.
    Mil bicos con aroma a "Estrella Galicia".

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  3. "Aurea mediocritas" otra frase que tengo que incorporar a mi vocabulario, me encanta.
    Aunque tengo que confesar que tu comentario empaña un poco mi admiración por el imperio romano.

    Mil besets y efectivamente disfrute de la crema y de toda la semana fallera.

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  4. Llego un poco tarde a esta entrada pero quiero hacer alguna aportación. Lo primero es que yo sería uno de los intoxicados si hubiera vivido en Londres en esa época. Lo segundo es sobre el olor que quedó en la ciudad, me ha recordado a como queda Pamplona tras las fiestas de San Fermín, durante días permanece en el ambiente un olor bastante desagradable mezcla de vino y orín...

    Y por último, lo de la visita al sótano aún inundado me ha recordado a las inundaciones sufridas en Almuñecar (Granada) en 2007, recuerdo que muchas cocheras subterráneas permanecieron inundadas durante días y, me atrevería a decir, durante semanas sin apenas notarse la disminución de nivel.

    Un saludo y enhorabuena, otra historia que no conocía.

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    1. Bien traido lo de San Fermin, yo nunca he estado pero si me ha recordado el olor de las calles adyacentes de algunas fiestas populares a la que he ido.
      Saludos y nos seguimos leyendo.

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