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jueves, 8 de marzo de 2012

Estar en la picota


La idea para la entrada de hoy me la sugirió mi mujer tras ver un debate en televisión sobre las múltiples corruptelas que sacuden la actualidad española. Por cierto, hablando de mi mujer, me gustaría recomendar a los habituales de este blog (y también a los visitantes esporádicos) el precioso comentario que dejó en mi entrada número cien, esta de los últimos, firmado como anónimo y empieza diciendo: Me asomo al "taller" y te veo... con solo acordarme se me vuelve a poner un nudo en la garganta.

Volviendo al tema, en el mencionado debate se decía que se había puesto en la picota a las mas altas instituciones del estado. ¿Y a que picota se refiere esa frase?. Pues mas o menos a una como esta.

Picota

Cientos de picotas como la de la foto (que esta en El Pozo de Guadalajara) se construyeron a la entrada o en el centro de la mayoría de las poblaciones españolas desde el siglo XIII hasta los albores del XIX. En ellas se colocaban las cabezas de los ajusticiados para que el escarnio sobre ellos siguiera después de su muerte. También eran expuestos los culpables de delitos menores tras ser atizados para que toda la población los viese, se mofase de ellos y quedara advertida de lo que les podía pasar si delinquían. Por esta exposición pública para vergüenza de los ajusticiados usamos la frase poner (o estar) en la picota cuando nos referimos a alguien que esta en una situación de descrédito por haberse hecho públicos sus defectos o faltas, tal y como nos dice el DRAE.

Hablando un poco mas sobre las picotas comentar que existen dos tipos de monumentos muy parecidos a ellas pero que no se deberían confundir, aunque es difícil ya que en muchas poblaciones usan uno u otro nombre según la tradición, aunque propiamente no sea el correcto.

Por un lado tenemos los rollos jurisdiccionales, cumplían una misión idéntica a las picotas en cuanto exposición de los reos y ajusticiados, pero sobre todo indicaban que la población era una villa o ciudad, y no una simple aldea, es decir que tenia alcalde y por tanto posibilidad de juzgar por si misma a los malhechores. Con estos rollos es con los que hay la confusión que comentaba en el párrafo anterior, en muchos sitios se llama picota a los rollos o rollos a las picotas, y no es sencillo hoy en día saber que es lo que verdaderamente eran cuando se construyeron.

El otro monumento al que hacia mención son los cruceros, que son columnas de piedra sobre las que se colocan cruces del mismo material. Aquí no hay confusión, ya que la cruz indica claramente que no es una picota o rollo, pero resulta que muchos de los cruceros que podemos ver son en realidad picotas reconvertidas. Tras promulgar la Constitución de 1812 (que en unos días cumplirá doscientos años) las Cortes de Cádiz dieron orden de destruir todas estas picotas ya que eran símbolo de vasallaje y servidumbre. Pero en muchos lugares no quisieron desprenderse de ellas y les pusieron una cruz convirtiéndolas en piadosísimos cruceros. También es verdad que en otros muchos sitios las dejaron tal cual sin mayores problemas, ya que a la vuelta de Fernando VII y el absolutismo volvieron a estar permitidas, e incluso se construyó una en 1817.

Espero que os haya gustado la historia y si no ustedes disimulen y no me pongan en la picota.

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12 comentarios:

  1. Interesante.
    Me pregunto cuantas picotas serian necesarias en la actualidad para poder albergar todas las cabezas que habría que cortar de la cantidad de mangantes que nos rodean.
    Si puedes calcular el número de cabezas que caben en una picota hacemos una división. A lo mejor se pueden crear puestos de trabajo construyendo picotas.
    Un abrazo.

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    1. No esta mal pensado. Lo que pasa es que habría que incluir alguna mas para los que se enriquecerían ilegalmente con el propio contrato de construir picotas.
      Un abrazo

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  2. Curiosa entrada, y curioso que en 1817, fecha que parece tan cercana, aún se construyera una picota.

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    1. Esa construcción suena a apoyo incondicional al absolutismo del rey felón.
      Un saludazo.

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  3. Muy interesante la entrada. Jamás había oído el termino, pero ahora ya lo conozco y se de donde nace y como corresponde usarlo ;), jejej.
    Un Saludo. Y nos seguimos leyendo.
    Uriel

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    1. Me alegro que te guste. No estaría mal que alguna vez explicases el origen histórico de alguna expresión "de ese lado del charco".
      Un abrazo y nos seguimos leyendo.

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    2. Lo tendre en cuenta, y te prometo que muy pronto tendras noticias de ello, ;) jejej.
      Saludos.
      Uriel

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  4. En andalucía también se les conocen como Humilladeros (que aunque luego pasó a ser un crucero, también se usaba para escarmentar)

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    1. Gracias por el aporte Boeciano. Y bienvenido a esta tu casa.
      Un saludo

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    2. Precisamente en Malaga hay un pueblo que se llama Cruz de Humilladero. No lo habia relacionado con la picota. Tambien existe una plaza en Malaga capital con el mismo nombre.

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  5. Querido Miguel Ángel, muy interesante la explicación que nos ofreces del origen de esta expresión, aportando además la relación entre este tipo de monumentos y los cruceros; si me lo permites, pondré el puntillo romano comentando que, a modo de “picota”, fue utilizada la tribuna de oradores del Foro, llamada “Rostra” por estar adornada con los espolones de proa de los barcos volscos derrotados por los romanos en la batalla de Accio. Cuenta Plutarco en sus “Vidas paralelas” que, tras ser asesinado Cicerón, Marco Antonio ordenó que le cortasen la cabeza y las dos manos y las hizo poner en la barandilla de la tribuna, espectáculo terrible para los romanos no tanto por ser lo que veían el rostro de Cicerón, sino la imagen del ánimo de Antonio.
    Los que aquí llamamos “cruceiros”, sin duda uno de los elementos más significativos de la iconografía gallega, son seguramente herederos de los postes en los caminos de la “Trivia” romana, diosa de las encrucijadas, o de los “Lares Viales”, presentes en caminos y cruces , lugares de incertidumbre cristianizados posteriormente; en Galicia hay, a día de hoy, más de diez mil cruceiros catalogados y son una de las formas más genuinas de la arquitectura popular gallega. Razones de fuerte religiosidad, de profunda devoción, de búsqueda de protección… son las que han levantado estos objetos sagrados que convierten también en sagrados los lugares de su emplazamiento; te dejo como resumen las palabras de nuestro gran escritor gallego, Alfonso Castelao, en su obra “Cousas”:
    “Onde hai un cruceiro houbo sempre un pecado e cada cruceiro é una oración de pedra que fixo baixar un perdón do Ceo, polo arrepentimento de quen o pagou e polo gran sentimento de quen o fixo.”
    (Donde hay un crucero hubo siempre un pecado y cada crucero es una oración de piedra que hizo bajar un perdón del Cielo, por el arrepentimiento de quien lo pagó y por el sentimiento de quien lo hizo)
    Perdona, querido amigo, como siempre mi extensión, y recibe mil bicos.
    P.D. Mucho me ha alegrado tu mención a las hermosas palabras que te dedicó tu esposa; algo tan bonito se merecía, sin duda alguna, un contrapunto “ad hoc”.

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    1. Interesante tu explicación como siempre profe. Diel mil crucero la verdad es que e un numero bárbaro. se puede decir que Galicia esta en la "encrucijada".
      Mil besets y perdón por el chiste malo.

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