Bitácora de un carpetoedetánico curioso donde van a parar todos los conocimientos aparentemente inútiles.

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miércoles, 4 de julio de 2012

Una animalada de medalla


El otro día, echando una ojeada a antiguas entradas de la siempre recomendable Curistoria, me tope con la historia de G.I. Joey, una valiente paloma mensajera que en la II Guerra Mundial salvo un monton de vidas en un pequeño pueblo italiano. La interesante entrada (de aconsejable lectura) termina con esta frase ...la paloma fue galardonada por esta acción con la medalla Dickin. Esta medalla es un honor de guerra reservado a animales. ¿Una medalla para animales?, obviamente no pude dejar pasar la oportunidad de descubrir algo nuevo.
Medalla+Dickin+animales

María Dickins fue un dama inglesa que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX. Defensora de los animales en 1917 fundo el PSDA (People's Dispensary for Sick Animals, que podríamos traducir como: Sanatorio popular para animales enfermos) para atender los animales enfermos que eran abandonados en las calles.

En 1943, en plena guerra mundial, María se dio cuenta de que también los animales estaban prestando valiosisimos servicios al imperio británico, y pensó que deberían ser galardonados por ello. Así instauró la Medalla Dickens, un distinguido medallón de bronce con las leyendas For Gallantry (por su valentía) y We Also Serve (Nosotros también servimos) bajo las siglas del PSDA y rodeado de hojas de laurel. El 2 de diciembre de 1943 se otorgaron las primeras tres medallas a tres palomas mensajeras que habían ayudado a salvar a las tripulaciones de otros tantos aviones derribados. Desde entonces un total de 63 animales han recibido tan alta condecoración, considerada como la Cruz de la Victoria del reino animal. Entre los premiados encontramos 32 palomas, 29 perros, tres caballos y un gato (por cierto, se que una de mis lectoras ocasionales es muy amante de los gatos, en una próxima entrada contare la historia de este animal). De 1949 al 2000 la medalla no se concedió a animal alguno. En ese año se concedió al perro Gander, también por méritos en la II Guerra Mundial, obviamente fue concedida a título póstumo. En el 2001 se premió a tres perros por sus labores en la búsqueda de supervivientes tras los atentados del 11-S. El último galardonado fue Treo en el 2010, un perro labrador que ha encontrado multitud de artefactos explosivos en Afganistán.

En 2002 el mismo PSDA instauro la Medalla de Oro, dedicada especialmente a animales heridos o muertos mientras realizaban funciones de servicio civil. Hasta la fecha 19 perros han sido condecorados con ella.

Como diría Maria Dickin , el honor y el cumplimiento del deber no es patrimonio exclusivo del ser humano.


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4 comentarios:

  1. Una curiosidad, sin duda, pero a quien de verdad hará felices, será a sus dueños, porque seguro que alguna parte del mérito, les corresponde.

    Saludos

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  2. Tienes razón. Mas que a sus dueños a sus entrenadores, la mayoría son animales especialistas. Ademas ha habido unidades militares muy empeñadas en que a sus "mascotas" se les otorgara esta condecoración.
    Saludos y gracias por comentar.

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  3. Querido Miguel Ángel, como siempre llego tarde, pero llego. ¡Bravo por esta hermosa entrada dedicada a esos que denominamos injustamente "irracionales" cuando en muchísimas ocasiones demuestran más "racionalidad" que muchos humanos!. No puedo evitar dejarte aquí un bello testimononio de ejemplar humanidad que nos ha trasmitido el escritor romano Aulo Gelio en su obra "Noches áticas"; en una ocasión un esclavo fugitivo, de nombre Androcles, le sacó de una pata una espina a un león del desierto africano. Y resultó que, pasado algún tiempo, el esclavo fue capturado y enviado a Roma, donde se le condenó a ser devorado en la arena por un león, que, casualmente, resultó ser aquella fiera a la que había curado en África y que, habiéndolo reconocido, le perdonó la vida. El emperador Calígula quedó profundamente impresionado por el prodigio y les concedió a ambos la libertad; desde entonces Androcles paseaba al león atado a una correa por toda la ciudad y la muchedumbre, a su paso, les lanzaba a él dinero y flores al león.
    Magnífica lección de gratitud de la que muchos supuestamente "racionales" deberían aprender.
    Mil bicos, y me voy rauda y veloz a leer tu última entrada.

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  4. No te puedes hacer una idea de lo que me ha gustado este comentario. la historia del esclavo que le cura la pata al león la recuerdo con especial cariño, ya que mi padre me la solía contar a menudo cuando yo era pequeño. Muchas gracias por recordarmelo.
    Mil besets nostálgicos

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